"La ciencia cada vez màs se parecerà a la hierba, estara en el medio, entre unas cosas y otras, acompañando su fuga (aunque bien es cierto que los aparatos de poder exigiràn cada vez màs una reordenaciòn, una recodificaciòn de la ciencia)" Gilles Deleuze

Maurice Banchot

“Lo que nosotros negamos no carece de valor ni de importancia. Más bien a eso se debe que la negación sea necesaria. Hay una razón que no aceptaremos, hay una apariencia de sabiduría que nos horroriza, hay una petición de acuerdo y conciliación que no escucharemos. Se ha producido una ruptura. Hemos sido reducidos a esa franqueza que no tolera la complicidad.

sábado, 21 de noviembre de 2009

ELEMENTOS PARA PENSAR LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA DE GASTÓN BACHELARD

Cátedra de Epistemología

Pof.Titular: Andrès Capelletti

Supervisión: Adriana Paloma

Ayudante alumna: Cintia Eraso

Facultad de Psicología

Universidad Nacional de Rosario

Año: 2007

Datos biográficos de Gastón Bachelard

Gastón Bachelard nació en Francia un 27 de junio de 1884. Cursó estudios en diversos campos disciplinares como matemática, letras, filosofía occidental e historia; lo que le permitió ser profesor de Historia y Filosofía de la Ciencia en Soborna.

En sus obras se superponen dos ejes de pensamiento, uno vinculado a la filosofía de la ciencia en donde se ubican sus obras “El nuevo espíritu científico” y “La formación del espíritu científico”. El otro tiene que ver con sus estudios de poesía y sobre la intuición: “Dos pasiones se signo contrario marcaron la trayectoria intelectual de Gastón Bachelard: el afán de analizar rigurosamente las operaciones lógicas que rigen la actividad científica, y el de desentrañar –y a la vez celebrar, cantar- ese otro polo de la creatividad humana que es la imaginación, tal como se manifiesta en la poesía[1].

Mientras estudió y enseñó, acontecimientos importantes, como la Primera y la Segunda Guerra Mundial y la publicación de “Fundamentos de la teoría general de la relatividad” de Einstein dejaban huellas profundas en Europa y el mundo.

Cuando Gastón Bachelard publicó sus libros el positivismo lógico expresado por el Círculo de Viena se encontraba en pleno auge y gozaba de gran prestigio. Por lo tanto, las obras de este autor, contrarias a los postulados básicos del positivismo lógico no fueron atendidas hasta varias décadas después. Es recién a partir de la década del 60 que el estructuralismo francés retoma a Bachelard y le otorga gran impulso a su pensamiento.

Cuadro Cronológico de Gastón Bachelard[2]

1884 – Nace el 27 de junio, en un pequeño pueblo de la Champaña francesa, Bar-sur-Aube.

1913 – Obtiene la licenciatura en matemáticas y se dispone a seguir la carrera de ingeniero.

1914 – Abandona el proyecto de estudiar ingeniería. Estalla la Primera Guerra Mundial.

1916 – Publicación de la obra “Fundamentos de la teoría general de la relatividad” de Einstein.

1919 – Bachelard ingresa en la carrera de profesorado; dicta cursos de ciencia y de filosofía en su pueblo natal. Se firma el tratado e paz de Versailles.

1922 – Obtiene la licenciatura en filosofía.

1927 – Bachelard ocupa una cátedra universitaria en la facultad de letras de Dijon.

1939 – Inicia la publicación de obras sobre temas de estética con Lautréamont. Estallido de la Segunda Guerra Mundial.

1940 – Es llamado a desempeñarse como profesor en la Sorbona. El 14 de junio las tropas alemanas ocupan París.

1955 – Es designado miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas.

1961 – Se le otorga el Gran Premio Nacional de Letras.

1962 – Muere en París el 16 de octubre.

Bibliografía de Gastón Bachelard

Essai sur la connaissance, Paris, Vrin, 1928.

Etude sur l’évolution d’un problème de physique: la propagation thermique dans les solides, Paris, Vrin, 1928.

La Valeur inductive de la relativité, Paris, Vrin, 1929.

Le pluralismo cohérent de la chimie moderne, Paris, Vrin, 1932.

L’intuition de l’instant, Paris, Stock, 1932. Traducido al castellano: La intuición del instante, Buenos Aires, Siglo XXI, 1973.

Les intuitions atomistiques, Paris, Boivin, 1933.

Le nouvel spirit scientifique, Paris, Alcan, 1934.

La dialectique de la durée, Paris, Boivin, 1936.

La experénce de l’espace dans la physique contemporaine, Paris, PF, 1937.

La psychanalyse du feu, Paris, Gallimard, 1938. Traducido al castellano: El psicoanálisis del fuego, Buenos Aires, Argos, 1953.

La formation de l’espirit scientifique. Contribution à une psychanalyse de la connaissance objective, Paris, Vrin, 1938. Traducido al castellano: La formación del espíritu científico, Buenos Aires, Argos, 1948.

La philosophie du non. Essai d’une philosophie du nouvel esprit scientifique, Paris, PUF, 1940. Traducido al castellano: La filosofía del no, buenos Aires, Amorrortu, 1972.

L’eau et les reves. Essai sur l’imagination de la matière, Paris, J. Corti, 1942.

L’air et les songes. Essair sur l’imagination du movement, Paris, J. Corti, 1943. Traducido al castellano: El aire y los sueños, Méjico, FCE, 1958.

La terre et les reveries de la volonté. Essai sur l¡imagination des forces, Paris, J. Corti, 1948.

La terre et les reveries du repos. Essai sur les images de l’intimité, Paris, J. Corti, 1948.

Le rationalisme appliqué, Paris, PUF, 1949.

L’activité rationaliste de la physique contemporaine, Parin, PUF, 1951.

Le matérialismo rationnel, Parin, PUF, 1953. Traducido al castellano: El materialismo racional, Buenos Aires, Paidos, 1977.

Chateaux en Espagne. La philosophie d’un graveur. Burins d’Albert Falcon, Paris, Cercle Grolier, 1957.

La poétique de l’espace, Paris, PUF, 1953. Traducido al castellano: La poética del espacio, Méjico, 1965.

La famme d’une chandelle, Paris, PUF, 1960.

Le droit de rever, Paris, PUF, 1970. Colección póstuma de trabajos varios.

Etudes, Paris, Vrin, 1970. Colección póstuma de trabajos varios.

Bachelard: Epistémologie. Textes Chosis par D. Lecourt, Paris, PUF, 1971.

L’engagement rationaliste, Paris, PUF, 1972. Colección póstuma de trabajos varios.

Introducción

“A comienzos del siglo XX, se elaboran en Francia ciertas categorías fundamentales de la epistemología moderna. Aquí la preocupación no es compulsivamente lógica ni reduccionista, como ocurre con la epistemología anglosajona. La reflexión sobre la ciencia francesa se orienta más bien hacia una racionalidad ampliada e histórica.”[3]

Bachelard es uno de los iniciadores de la epistemología francesa, algunas de sus categorías serán retomadas, discutidas y hasta rechazadas por muchos pensadores hasta el presente.

Este trabajo intenta abordar algunos ejes para pensar la filosofía de la ciencia de Gastón Bachelard, él mismo es quien señala el propósito de la misma: “nuestra tarea consiste en devolver a la ciencia todos sus intereses y en primer lugar sus intereses filosóficos hay pocos pensamientos filosóficamente más variados que el pensamiento científico. El papel de la filosofía de la ciencias es recoger esta variedad y mostrar cómo se instruirían los filósofos si quisieran meditar sobre el pensamiento científico contemporáneo”[4]

Bachelard reflexiona respecto a la ciencia y sus conclusiones son inseparables a los desarrollos científicos de su época. Llamará nueva a su ciencia contemporánea, y dirá que esta ciencia necesita una filosofía, a esta tarea se encomendará.

El racionalismo aplicado

Bachelard insiste en criticar el racionalismo apriorístico, desligado de la experiencia y la técnica. Contra este racionalismo plantea que es necesaria la conformación racional de la experiencia, que determina la posición de un problema. Para que una experiencia sea racionalizada debe insertarse en un juego de razones múltiples.

Es indispensable incorporar las condiciones de aplicación de un concepto en el sentido mismo del concepto. En esto reside el carácter del nuevo racionalismo, es decir, la sólida unión entre la experiencia y la razón. “En la experiencia busca las ocasiones para complicar el concepto, para aplicarlo a pesar de la resistencia del concepto … es entonces cuando se advierte que la ciencia realiza sus objetos, sin encontrarlos jamás ya hechos”[5] Un concepto se torna científico en la medida que se torna técnico, en la medida que es acompañado por una técnica de realización.

A esto se refiere cuando habla de la ligazón del empirismo y el racionalismo: el primero necesita ser comprendido como el segundo necesita ser aplicado. La ciencia necesita una filosofía de dos polos, necesita un desarrollo dialéctico, ya que cada noción se esclarece en forma complementaria con dos puntos de vista filosóficos diferentes. No a la racionalidad en el vacío y no al empirismo desordenado son las dos obligaciones filosóficas que funden la síntesis de la teoría y la experiencia[6].

Pero una de las dos direcciones debe ser destacada: la que va del racionalismo a la experiencia Este racionalismo aplicado que retoma las enseñanzas suministradas por la realidad para traducirlas en un programa de realización goza de un privilegio: la realización de un programa racional de experiencias determina una realidad experimental sin irracionalidad. Ya que la aplicación determina una superación de los principios de la filosofía de la ciencia física, ella es, dirá Bachelard, la única filosofía abierta y que se arriesga en cada experiencia. La razón debe obedecer a la ciencia, “la doctrina tradicional de una razón absoluta e inmutable no es más que una filosofía. Y es una filosofía caduca.”[7]

Epistemología e historia

Bachelard plantea un diferencia esencial entre el epistemólogo y el historiador, el primero debe buscar en la historia las ideas fecundas “todo lo que se encuentra en la historia del pensamiento científico, dista mucho de servir efectivamente a la evolución de este pensamiento … el epistemólogo debe, pues, seleccionar los datos recogidos por el historiador”[8]. Debe juzgarlos desde el punto de vista de la razón de la actualidad, lo antiguo ha de pensarse en función de lo nuevo. Es el esfuerzo de racionalidad y de construcción el que debe atraer la atención del epistemólogo. Además mientras que el historiador de la ciencia toma las ideas como hechos sin importar su justeza, el epistemólogo debe tomar los hechos como ideas, insertándolas en un sistema de pensamiento, para él un hecho mal interpretado en el pasado es un obstáculo.

La ciencia es mejor conocida a través de su historia “el espíritu científico es esencialmente una rectificación del saber, una ampliación del marco del conocimiento. Juzga su pasado histórico condenándolo” “Los pensamientos no baconianos, no euclidianos, no cartesianos, se resumen en estas dialécticas históricas que presentan la rectificación de un error”[9]

Lecourt sostiene que el positivismo “oculta” la historia efectiva de las ciencias al postular la historia de la ciencia como un desarrollo continuo y evolutivo. Por eso afirma que el evolucionismo es el complemento obligado, en historia de las ciencias, del positivismo en epistemología. Concluye que al reconocer la unidad entre epistemología y la práctica efectiva de la historia de la ciencia, Bachelard, también Canguilhem y Foucault, se posicionan como anti-positivistas y anti-evolucionistas.

Bachelard encuentra rupturas en la historia de la ciencia y los correspondientes cambios en la concepción de la razón. Además, nos recuerda que no hay tal cosa como la historia de la ciencia, solamente varias historias de diferentes regiones del trabajo científico. Por consiguiente, la filosofía no puede esperar descubrir una concepción de la racionalidad singular, unificada, cuando reflexiona acerca de la historia de la ciencia, sino que solamente encontrará varias “regiones de racionalidad”


Obstáculos y Rupturas

El concepto de ruptura epistemológica lo emplea en dos contextos complementarios. En primer lugar, Bachelard habla de ruptura entre conocimiento científico y conocimiento sensible, ya que las tendencias normales de conocimiento sensible sólo determinan un punto de partida falso, una falsa dirección.

La adhesión inmediata a un objeto sensible conlleva una satisfacción íntima; y no una evidencia racional.[10] La objetividad científica implica romper con el objeto inmediato, contradecir los pensamientos que surgen en la primera observación.

El conocimiento científico siempre revela una ruptura, constantes rupturas, con el conocimiento ordinario, la ciencia rompe con la experiencia ordinaria colocando los objetos de la experiencia bajo nuevas categorías que revelan propiedades y relaciones no disponibles para la percepción de sentido ordinario.

El segundo tipo de rupturas epistemológicas es el que se da entre dos conceptualizaciones científicas. Se trata de romper con las teorías científicas precedentes, ya que no hay un desarrollo lineal entre una teoría y otra.

Hablar de “ruptura epistemológica” sugiere que hay algo que romper, una barrera que debe ser derribada. De aquí surge su noción de obstáculo epistemológico, la segunda categoría: un obstáculo epistemológico

Así como hablamos de dos contextos de utilización del concepto de ruptura podemos decir que hay dos tipos de obstáculos con los cuales es preciso romper.

El mayor obstáculo será para Bachelard la experiencia básica, estimada concreta y real, natural e inmediata. Ésta se nutre de los datos sensibles que son asimilados pasivamente por el sujeto: “Cuando se presenta ante la cultura científica, el espíritu jamás es joven. Hasta es muy viejo, pues tiene la edad de sus prejuicios. Tener acceso a la ciencia es rejuvenecer espiritualmente, es aceptar una mutación brusca que ha de contradecir un pasado”[11]

Es en el acto de conocer donde aparecen los entorpecimientos y las condiciones, es donde discernimos causas de inercia que Bachelard llama obstáculos epistemológicos.

Esther Díaz, siguiendo a Bachelard, explica que mientras la doxa tiende a manejarse con objetos designados (las pre-significaciones acerca de un objeto), el conocimiento requiere zafar del mecanismo cotidiano de reconocer ese algo que tengo enfrente a partir del prejuicio (de lo que creemos conocer de él). La episteme como sinónimo de conocimiento sólido reclama una instancia de objetivación superadora de los obstáculos para poder acceder al objeto instructor. Al asumir la dificultad de nuestros prejuicios, podemos desgarrar el objeto que nuestros supuestos habían designado[12]. El objeto instructor a diferencia del objeto designado se presenta como un problema. Esto posibilita la modificación o ampliación de nuestro conocimiento. “Se aprende luchando contra los conocimientos anteriores, destruyendo conocimientos adquiridos, para despejar así el camino a un nuevo proceso de significación.[13]

Dentro de este tipo de obstáculos podemos incluir el conocimiento general, el conocimiento unitario y pragmático, el obstáculo verbal, el obstáculo sustancialista, que Bachelard desarrolla en La formación del espíritu científico.

El segundo tipo de obstáculo se refiere a las teorías científicas o filosóficas con las cuales es preciso romper. En La filosofía del no enumera los obstáculos que una cultura debió superar: realismo ingenuo, empirismo claro y positivista, racionalismo newtoniano o kantiano.

No son nunca superados totalmente, sus huellas quedan y hacen necesaria la construcción de los perfiles epistemológicos.

Bachelard postula la permanencia de las ideas filosóficas en el propio desarrollo del espíritu científico, de hecho podemos señalar en una abscisa las filosofías sucesivas y un valor aproximado que mida la frecuencia del uso efectivo de la noción, la importancia relativa de nuestras convicciones. Lo obtenido es el perfil epistemológico, debe ser relativo a un concepto determinado, vale para un espíritu particular en un momento cultural determinado.

Lo que permite establecer el perfil epistemológico es la participación de las distintas filosofías en un concepto determinado, en un momento preciso y en un sujeto particular.

Objetividad y enseñanza socialmente activa

Como decíamos respecto a los obstáculos epistemológicos, el objeto abordado inicialmente no es “objetivo”, el punto de partida siempre es subjetivo.

Ante el problema de cómo construir la objetividad, Bachelard dice que es posible recurrir al control social. Así podemos fundar la objetividad sobre el ojo ajeno para ver la forma felizmente abstracta del fenómeno objetivo. Por supuesto que hay pérdida “De pronto es todo un universo que se decolora, es todo nuestro arranque psíquico que es roto, retorcido, desconocido, desalentado. ¡Nos es tan necesario mantener la integridad de nuestra visión del mundo! Pero es precisamente esta necesidad la que hay que vencer.”[14] Mientras la ciencia del solitario es cualitativa, la ciencia socializada es cuantitativa.

Íntimamente ligado al supuesto de objetividad de Bachelard se encuentra el concepto de error. Ya “que no hay proceso objetivo sin la conciencia de un error íntimo y básico”[15] es necesario mostrar nuestros errores para que nuestro colega reconozca los propios. Contra el sentido común y el orgullo propio, Bachelard afirma que hay errores útiles pero solo adquieren este carácter al ponerlos a trabajar socialmente.

A Bachelard le preocupa la educación científica, la preparación de las nuevas generaciones y señala que para que la ciencia objetiva sea plenamente educadora, sería necesario que su enseñanza fuera socialmente activa. Su propuesta es romper con el esquema rígido maestro – alumno. De esta forma el principio de la pedagogía de la actitud objetiva es “quién es instruido debe instruir. Una enseñanza que se recibe sin trasmitirla forma espíritus sin dinamismo, sin autocrítica … sobre todo, deja de impartir la experiencia psicológica del error humano[16]

Los métodos

La ciencia no tiene un método único, infalible y rígido, por el contrario, en el campo científico los métodos son múltiples, y están sujetos a rectificación. Un método científico es un método que busca el riesgo, “el espíritu científico vive en la extraña esperanza de que el propio método fracase totalmente. Ya que un fracaso, es el hecho nuevo, la idea nueva” y “la condena de un método supone inmediatamente la propuesta de un método nuevo, un método joven, un método para jóvenes”.[17]

La filosofía del nuevo espíritu científico: filosofía del no

Según Bachelard la ciencia física de la primera mitad del siglo XX se caracteriza por el movimiento epistemológico que va el racionalismo a la experiencia.

La filosofía de la ciencia física necesita de una superación de sus principios, es la única filosofía abierta, la única dispuesta a dialectizar sus principios, trabajando sobre lo desconocido, buscando en lo real aquello que contradice conocimientos anteriores, ya que la experiencia nueva dice no a la experiencia anterior.

La evolución filosófica de un conocimiento científico particular es un movimiento que atraviesa el animismo, el realismo, el positivismo, el racionalismo, el racionalismo complejo y finalmente el racionalismo dialéctico. No todos los conceptos científicos llegaron al mismo estadio de madurez. Por lo tanto la filosofía del espíritu científico no puede ser una filosofía homogénea, un pluralismo filosófico es capaz de informar los elementos tan diversos de la experiencia y de la teoría, cuyos respectivos grados de madurez filosófica distan mucho de ser parejos, por lo tanto dice Bachelard: Definiremos la filosofía de las ciencias como una filosofía dispersada, como una filosofía distribuida. Las tareas precisas de la filosofía de las ciencias se plantearía precisamente en el nivel de cada noción, debería fundarse una filosofía del detalle epistemológico, una filosofía científica diferencial que correspondiese simétricamente a la filosofía integral de los filósofos. Esta filosofía diferencial tendría a su cargo medir el devenir de un pensamiento[18].

Esta filosofía dispersada no es desorden ni caos, simplemente reconoce la pluralidad de filosofías que conviven para dar cuenta de una misma noción, en una misma época y en un sujeto particular. Además tiene una cohesión que es la de su dialéctica y progreso: “Todo progreso de la filosofía de las ciencias se realiza en el sentido de un racionalismo creciente, eliminando respecto de todas las nociones, el realismo inicial”.

En 1934 Bachelard propone una categoría filosófica inédita, la del “No”, que según Lecourt tiene una doble función, descriptiva y normativa: “ya que debe dar cuenta del hecho de la mutación que se produjo durante esas dos ‘pesadas décadas’ (principios de siglo XX) de la historia de las ciencias, pero también explica la exigencia filosófica de reformar sus nociones más fundamentales para pensar esta novedad”[19]. Señala Lecourt que a partir de esta discontinuidad registrada por Bachelard su planteo polemiza con la filosofía de los filósofos y el principio de continuidad de éstos.

La filosofía del no proclamada por Bachelard es producto de su preconización de la acción polémica incesante de la razón, la filosofía del no no es una voluntad de negación, es una filosofía fruto de una actividad constructiva.

La negación debe permitir una generalización dialéctica que incluye lo que ella niega. El pensamiento científico desde hace un siglo lo demuestra “la geometría no-euclidiana entraña la geometría euclidiana, la mecánica no-newtoniana entraña la mecánica newtoniana y la mecánica ondulatoria la relativista.”[20]

Bibliografía

Bachelard, Gastón. Filosofía del no. Amorrortu, Buenos Aires, 1993.

Bachelard, Gastón. La Formación del espíritu científico. Siglo XXI, Buenos Aires, 1991.

Bachelard, Gastón. Epistemología. Anagrama, Barcelona.

Kogan, Aida Aisenson. Gastón Bachelard. Los poderes de lo imaginario, Hachete, Buenos Aires, 1979.

Esther Díaz. Perspectivas metodológicas N º 5, Remedios de Escalada, UNLa., 2005

Lecourt, Dominique. Para una crítica de la epistemología, Siglo XXI, México, 1976.

JARAUTA, Francisco. La filosofía y su otro, Pre-Textos, Valencia, 1979.

Schuster, Félix Gustavo. Explicación y Predicción, Colección Biblioteca de Ciencias Sociales, CLACSO, Buenos Aires, 2005.



[1] KOGAN, A. “Gastón Bachelard. Los poderes de los imaginario.”

[2] Kogan, A. “Gastón Bachelard. Los poderes de los imaginario.”

[3] Esther Díaz. Perspectivas metodológicas N º 5, Remedios de Escalada, UNLa., 2005

[4] Bachelard. “Epistemología”

[5] Bachelard. “La Formación del espíritu científico”.

[6] Bachelard. “Epistemología”

[7] Bachelard. “Filosofía del no”.

[8] Bachelard. “La Formación del espíritu científico”.

[9] Bachelard. “Epistemología”

[10] Bachelard. “Epistemología”.

[11] Bachelard. “La Formación del espíritu científico”.

[12] Esther Díaz. Perspectivas metodológicas N º 5, Remedios de Escalada, UNLa., 2005

[13] Esther Díaz. Perspectivas metodológicas N º 5, Remedios de Escalada, UNLa., 2005

[14] Bachelard. “La Formación del espíritu científico”.

[15] Bachelard. “La Formación del espíritu científico”.

[16] Bachelard. “La Formación del espíritu científico”.

[17] Bachelard. “Epistemología”

[18] Bachelard. “Filosofía del no”.

[19] Lecourt.

[20] Bachelard. “Filosofía del no”.


Material No obligatorio

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