"La ciencia cada vez màs se parecerà a la hierba, estara en el medio, entre unas cosas y otras, acompañando su fuga (aunque bien es cierto que los aparatos de poder exigiràn cada vez màs una reordenaciòn, una recodificaciòn de la ciencia)" Gilles Deleuze

Maurice Banchot

“Lo que nosotros negamos no carece de valor ni de importancia. Más bien a eso se debe que la negación sea necesaria. Hay una razón que no aceptaremos, hay una apariencia de sabiduría que nos horroriza, hay una petición de acuerdo y conciliación que no escucharemos. Se ha producido una ruptura. Hemos sido reducidos a esa franqueza que no tolera la complicidad.

sábado, 24 de octubre de 2009

Informaciòn alumnos, Teòricos y Pràcticos

EPISTEMOLOGÍA

TURNO NOCHE

2009

(Profesoras BOTTA, CASTRO, NÍVOLI, PALOMA)

Hola a todos, debido a la tormenta tuvimos que levantar las clases, del teòrico faltaba la ùltima parte que retomarà la Prof: Nivoli y los pràcticos no lo pudimos dar por lo tanto retomaremos lo que estaba programado en la ùltima clase.

Importante: los alumnos que todavìa no entregaron el TP, entregarlo este viernes 30/10/2009.

Nota de lectura y comentario de El libro negro del psicoanálisis


Elisabeth Roudinesco

Para información, Paris, 29 de Agosto de 2005

1 –Contenido de la obra

El próximo Septiembre aparecerá en las Arenès [Ed.] una obra colectiva titulada El libro negro del psicoanálisis. Vivir, pensar y mejorar1 sin Freud.Catherine Meyer es su editora responsable con la colaboración de Mikkel Borch-Jacobsen, Jean Cottraux y Jacques Van Rillaert.
En este trabajo, los freudianos son acusados: han invadido los medios, se dice, a golpes de propaganda y mentiras.

Todos los representantes del movimiento psicoanalítico desde sus orígenes son atacados con rara violencia: Melanie Klein, Ernest Jones, Anna Freud, Bruno Bettelheim (etc), y en Francia, Jacques Lacan, Françoise Dolto, sus alumnos y los principales jefes de fila [chefs de file] de la escuela francesa (confundidas todas las tendencias, IPA y lacanianos).

Las cifras son falsas, las afirmaciones inexactas, las interpretaciones a veces delirantes. Francia y los países latinoamericanos son tratados de retrasados, como si el psicoanálisis hubiera encontrado allí refugio para razones oscuras, como si incluso hubiera sido expulsado de todos los países civilizados. Recuerdo que está sólidamente implantado en 41 países y en vías de expansión en los países del antiguo bloque soviético donde había sido prohibido, así como también en el mundo árabe e islámico. La crisis del psicoanálisis, que es real hoy, tiene múltiples causas que jamás son evocadas por los autores, quienes han abandonado todo espíritu crítico para lanzarse a denuncias extravagantes.

Freud es el más atacado: mentiroso, falso, plagiario, simulador, propagandista, padre incestuoso, se lo presenta como una especie de dictador que engañó al mundo entero con una doctrina falsa. En suma, esta doctrina no tendría existencia (es una « teoría cero ») puesto que el inconsciente existía antes que Freud, quien habría engañado a una humanidad crédula, tomándose por un nuevo Mesías.

Freud es también acusado, como todos sus sucesores, de haber dejado a sus pacientes en un estado de ruina atroz y de haber inventado falsas curas. Todos los movimientos psicoanalíticos son denunciados como lugares de corrupción y los psicoanalistas acusados de haber cometido crímenes: 10000 muertes en Francia, entre los toxicómanos, puesto que habrían contribuido a prohibir los tratamientos de sustitución. Ninguna prueba de este goulag [sic] imaginario es aportada por los autores.

Los psicoanalistas son acusados también de haber infligido verdaderas torturas interpretativas a padres de niños autistas ignorando la causalidad orgánica de esta enfermedad.

Los responsables de este libro negro incitan al gran público y los medios a desconfiar de los tratamientos psicoanalíticos. El título es por demás elocuente: la expresión «libro negro» reenvía a la existencia de complots o de masacres ocultas. La idea de “pensar sin Freud” significa claramente que el pensamiento freudiano no debe ser enseñado puesto que es una falsa ciencia.

Debo recordar que está en el programa de bachillerato y que pertenece no sólo a la comunidad psicoanalítica sino a la historia de la cultura occidental.

En cuanto a la proposición de “mejorar sin Freud”, significa que los pacientes son invitados a abandonar a sus terapeutas para unirse a aquellos que, hoy, serían los únicos capaces de curar a la humanidad de sus problemas psíquicos: los psiquiatras cognitivo-comportamentales (TCC), (532 en Francia).

Esta proposición deja entender, asimismo, que el psicoanálisis estaría privado de todo saber clínico. ¿Quiere con ello significarse que no estaría en su lugar en los departamentos de las universidades donde se enseña psicopatología? Se le puede preguntar.

Se acusa a los psicoterapeutas de todas las tendencias de ser los criados [valets] de la falsa ciencia freudiana y los imitadores de sus representantes.

Philippe Douste-Blazy (predecesor de Xavier Bertrand), es atacado por haber retirado el informe del INSERM del sitio del Ministerio de Salud. Las pruebas del libro circulan en los medios y en el INSERM. Las familias de niños autistas han sido convocadas a unirse al Comité de Ética, no contra los charlatanes de los cuales habrían sido las víctimas reales, sino contra una disciplina (el psicoanálisis) y contra sus tratamientos, designados como nocivos. Se condena (procesa) a Freud y al psicoanálisis entonces, y no a las personas privadas presumiblemente culpables de abuso.

Jean Cottraux es uno de los redactores del informe del INSERM. Se presenta en el sitio y en la prensa, sin aportar pruebas de ello, como un interlocutor privilegiado del gabinete del Ministro de Salud. Información desmentida por el Ministerio.

En un sub-capítulo del Libro negro titulado “Crónica de una generación. Cómo el psicoanálisis tomó el poder en Francia”, Jean Cottraux habla de sí mismo. Cuenta que cuando cursaba sus estudios de psiquiatría en Lyon a fines de los años 1960, fue la inocente víctima de la contaminación freudiana. Fue, dice, testigo de cosas abominables en su buena ciudad, asistiendo, especialmente, a tres escenas atroces: una invasión de “visitantes”, como lo dice él.

Vio llegar un día a la estación de Lyon-Perrache, a un monstruo de nombre Jacques Lacan recibido por un extraño profesor de filosofía, un poco ridículo, llamado Gilles Deleuze. Y los dos hombres se dijeron tonterías: “Ah, mi estimado maestro, qué placer, etc.”. Otro día, vio venir a otro visitador también sospechoso, una mujer, un poco bruta [bébête], de nombre Françoise Dolto, y conservó de esta visita un recuerdo aterrado: "ella había empujado un poco lejos el tapón". El tercer visitante que preocupó a Jean Cottraux era un ogro, un imbécil, un bruto, del nombre Bruno Bettelheim.

Luego de haber sido así visitado, Jean Cottraux pasó cuatro años en un diván. Al término de ese calvario, “colgó los hábitos analíticos” y ahora es un hombre feliz. He ahí entonces lo que es para él la historia del psicoanálisis en Francia, su famosa “cara oculta”. Se resume en la auto-ficción de un humilde psiquiatra de provincia (es así como él se designa) que fue la presa de grandes lobos malévolos y que ahora descubrió finalmente, con las TCC, la solución a sus problemas.

Presidente de varias asociaciones privadas que brindan formación en TCC, Jean Cottraux se sobrepuso de sus emociones juveniles: dirige un DU de TCC siendo responsable de una unidad de tratamiento de la ansiedad en un centro hospitalario de neurología.

Otro psiquiatra, Patrick Légeron, fue también aterrorizado por la contaminación freudiana en Francia. Y de golpe, da una nueva versión de la « cara oculta » de su historia. Sus practicantes, dice en resumen, han sido en su conjunto tan nulos y poco competentes que son responsables colectivamente de un formidable delito: el sobre-consumo de prozac en Francia. Se trata allí, se comprenderá, de una admirable metodología histórica –fundada sobre la noción de causalidad única y de explicación incisiva– digna de Monsieur Homais, y de la cual los historiadores deberían preocuparse. Para salir de este “efecto perverso”, Patrick Légeron llama a los infortunados pacientes, víctimas de las curas analíticas, a dejar sus divanes, a dejar de tomar antidepresivos y a confiar en las TCC que les aportarán finalmente una solución a sus problemas.

La obra está redactada por cuarenta autores y compuesta de cuatro partes. La tonalidad general es la de una requisitoria que apunta a reducir al individuo a la suma de sus comportamientos y a denunciar toda tentativa de explorar el inconsciente. Una violenta diatriba contra la religión, y especialmente contra el catolicismo, al cual son vinculados Lacan y Dolto, permite a los autores situarse, en Francia, a la izquierda del tablero político y jugar la carta del progreso contra el oscurantismo.

Después de haber sido tratada de ciencia judía y bolchevique por los nazis, de ciencia burguesa por los estalinistas, de obscenidad por la iglesia católica, de ciencia alemana [boche] por los franceses, de ciencia latina por los nórdicos, el psicoanálisis ha devenido entonces ciencia cristiana para los nuevos científicos.

En las dos primeras partes, «La cara oculta de la historia freudiana» y «Por qué el psicoanálisis tuvo tanto éxito», se reúnen textos y entrevistas de historiadores mayoritariamente anglófonos y conocidos por sus posiciones llamadas «revisionistas»: es así como ellos mismos se designaron hace veinte años, pretendiendo revisar los mitos fundadores de la impostura freudiana. Hoy se los llama en los Estados Unidos los “destructores de Freud”. Son minoría, y terminaron, finalmente, a causa de sus excesos, por ser marginalizados luego de haber querido hacer prohibir, en 1996, la realización de la gran exposición Freud de Washington, juzgada (con justa razón, por otra parte) demasiado “ortodoxa”. Pero ¿es razonable luchar contra la ortodoxia de una disciplina mediante medidas de interdicción? Ciertamente no. Y es por esto que, en esa época, yo había tomado la iniciativa, con Philippe Garnier, de una petición internacional contra ese tipo de censura.

Estos historiadores revisionistas dan vuelta la obra de Henri Ellenberger2 (de la cual tengo la responsabilidad en Francia y cuyos archivos han sido desposeídos a la SIHPP) haciendo de él un anti-freudiano radical que habría sido el primero en desenmascarar las imposturas freudianas. Se apropian pues de la historiografía sabia, de la cual yo clamo ser parte- y que es resultante a la vez de Ellenberger, de Canguilhem y de Foucault– para mezclarla con una empresa de denuncia que no tiene nada que ver, ni con el estudio crítico, aún severo, de los textos teóricos, ni con la necesaria puesta al día de la historia del movimiento psicoanalítico: de sus costumbres a menudo compasadas, de sus crisis, de sus errancias, de su propensión a la adulación de los maestros, de su dogmatismo, de su jerga y de sus verdaderos años negros (colaboración con el nazismo o las dictaduras) evocados en una línea de manera ambigua.

Nada de esto es abordado en este libro, escrito en una lengua denunciadora, y lleno de una terminología que evoca los procesos en brujería: mistificación, impostura, posesión, premeditación, asesinatos, muertes, complots, etc. Tal es el vocabulario que vuelve sin cesar bajo la pluma amarga de aquellos que se presentan como grandes especialistas de la historia de las ciencias, de la medicina, de la psiquiatría, etc., y que no tienen como visión de la historia más que el eje del bien y del mal: el mal es Freud, sus secuaces, sus curados, sus idolatras, el bien es el ejército vengador de sus detractores, vinculados a una medicina de los pobres y que parten en cruzada contra la arrogancia mediática e intelectual de los malévolos psicoanalistas de quienes se imaginan que extendieron su imperio sobre el planeta entero a golpes de protocolos y mentiras.

No formo parte de los que han contribuido a la psicologización de nuestra sociedad. Desapruebo la manera en que los psicoanalistas y los psiquiatras de todas las tendencias se apoyan sobre la doctrina freudiana para pronunciar, en los grandes medios, sus diagnósticos fulminantes contra tal o cual hombre político, como fue el caso recientemente en la revista Marianne (434, 13-19 de agosto): "los psi analizan el caso Sarkozy". Preocupado por pelear con un Ministro odiado, el dueño de este Diario recurrió a los "psi" para que declaren, en nombre de Freud, del psicoanálisis y de las clasificaciones de la psiquiatría, que el Ministro de Interior era un psicópata peligroso incapaz de gobernar Francia. Que el psicoanálisis pueda ser alegado, por sus expertos incluso, para servir a tal descenso del debate político, tiene algo de revulsivo.

Volvamos ahora al Libro negro, los textos reunidos por la editora en estos dos capítulos son resúmenes de libros ya publicados en inglés, en alemán y en francés, y por lo tanto perfectamente conocidos por los especialistas de la historiografía freudiana. Son sin embargo presentados como reveladores de una verdad oculta.3

En la tercera parte, «El psicoanálisis y sus impases», se designa al psicoanálisis como una falsa ciencia. Es Van Rillaer quien se encarga de instruir el proceso reproduciendo casi palabra por palabra el contenido de una obra ya publicada sobre el mismo tema. Edipo es una mentira, Lacan un charlatán, el psicoanálisis un delirio o una ilusión, Elizabeth Roudinesco una autora que escribe en jerga y que olvidó decir que algunos freudianos habían sido nazis y que los fundadores de los TCC eran judíos. Se califica a Freud de falsificador de resultados, a los psicoanalistas franceses de nuevosjdanoviens. Hay que señalar que ninguna alusión se hace al libro de Jacques Bénesteau, Mentiras freudianas, cuyo destino se conoce. Dos autores del Libro negro (Cottraux y Van Rillaer) habían hecho su elogio en sucesivas ocasiones.


Finalmente, en la cuarta parte, se reúnen historias de víctimas: Tausk, suicidado por Freud, Anna Freud destruida por su padre incestuoso, Marilyn Monroe, suicidada por sus psicoanalistas. A continuación siguen los testimonios de madres de autistas y de pacientes víctimas de charlatanes.

Entre las otras víctimas figuran todos los niños de Francia. Es a Didier Pleux, psicólogo y director de una Asociación de TCC, y especialista en la caza de Dolto, que debemos esta asombrosa revelación, ocultada por los historiadores oficiales –me contemplan- y según la cual la terrible visitante en Lyon (Dolto) sería responsable de la crisis de la familia occidental. Ella habría vuelto tiránicos e imposibles de educar a la totalidad de los niños de hoy. Sus herederos - Caroline Eliacheff, Claude Halmos, Marcel Rufo, etc.– no serían, según el cuarto autor del Libro negro, más que los cómplices mediáticos de este gran fracaso educativo al cual sólo las TCC podrían poner fin. Notemos que el nombre de mi madre, Jenny Aubry, no figura en esta lista negra.

El libro será la primera página del Nouvel Observateur (portada), el 1ro de Septiembre de 2005, con buenas hojas, viñetas y extractos sobre las imposturas de Freud. En ese número Ursula Gauthier –responsable del dossier- ha orquestado un “debate” favorable desde hace tiempo a las TCC – entre “aquel que cree” en el psicoanálisis (Alain de Mijolla), como revelación divina, y “aquel que no cree en él” o más bien que ha dejado de creer en él después de haber sido un fanático lacaniano “desconvertido” (Van Rillaer). Es a Ursula Gauthier que el artículo llamado de “síntesis” destinado a abrir finalmente en Francia un gran debate sobre las verdades ocultas, etc., etc., ha sido confiado.

Se opone así, en un pretendido debate objetivo (del estilo a favor o en contra de la rotación de la tierra), al representante de una religión oscurantista y a un verdadero sabio quien, después de haber descendido a los infiernos de una secta, ha finalmente vuelto para celebrar los beneficios de la ciencia y de un tratamiento nuevo, probado y evaluado y que pretende, por ejemplo, curar la fobia de las arañas en diez sesiones proponiendo a los pacientes que se confronten de entrada a una araña, luego a un conjunto de arañas: la mano, el brazo, el cuerpo entero. Leyendo semejantes cosas, uno se dice que sería necesario sugerir al propagador de este fabuloso tratamiento que lo pruebe [tester] en sí mismo en una emisión detélé-réalité (un ‘reality’), en vivo y en directo en presencia de un ejército de evaluadores.

El debate en pro y en contra -por otra parte- fue organizado, aquí como en otros lados, durante el mes de agosto, con psicoanalistas que, luego de haber sido interrogados según este eje, tomaron la defensa del psicoanálisis sin haber leído el libro. Algunos no tenían conocimiento más que de algunos artículos (en base a pruebas). Así, la revista Psychologies magazine (septiembre 2005) ha lanzado ya el « debate » a la primera plana, oponiendo los pro y los contra sobre el tema: « La guerra de los psi : por qué tanto odio?”, lo que deja entender que son los “psi” los que se odian entre ellos, y no los autores de un brûlot4, los que odian a Freud y al psicoanálisis. El matiz es de importancia ya que permite a los que son favorables al libro valorizarlo con la impresión de conservar una "objetividad".

2 – Nota sobre el estatuto jurídico de la obra

Contrariamente al Libro negro del comunismo (Laffont, 1997) que era un libro colectivo realizado por seis autores (que estuvieron luego en desacuerdo), El libro negro del psicoanálisis no es un libro de autores sino un libro del editor como lo indica su título y el nombre que figura en su portada. Es la obra de Catherine Meyer quien la realizó para las ediciones de Arènes. Esta editora no es para nada una especialista en la historia del psicoanálisis. Para realizar este libro, se rodeó de tres colaboradores (Borch-Jacobsen, Van Rillaer, Cottraux) cuyas posiciones violentamente anti-freudianas son perfectamente conocidas. Dos de ellos (Van Rillaert y Cottraux) no tienen ninguna competencia en materia de historia del freudismo. El tercero forma parte de la escuela revisionista americana (llamada de los “destructores de Freud”).

El objetivo de esta operación editorial es, por un lado, dañar a una disciplina y a sus representantes – en un contexto de crisis que sigue, en Francia, al voto de una ley sobre el estatuto de los psicoterapeutas- y, por otro lado, hacer una operación clásica de comercialización.

La editora pidió a numerosos autores que dieran contribuciones para este conjunto. La mayoría de ellos –como por otra parte los tres colaboradores- dieron textos o entrevistas, ciertamente inéditos, pero que son en general un resumen de sus propias obras o la reconsideración de artículos ya publicados y apenas alterados para la presente obra.

Algunos de ellos dieron artículos aparecidos en inglés en otras obras colectivas. El libro negro es entonces un montaje o un collageeditorial de diferentes artículos que, para la mitad de ellos, no tiene ninguna relación con lo que se enuncia en el título, en el prefacio de la editora o en las declaraciones de los tres colaboradores.

Entre los numerosos autores que dieron su acuerdo a este libro de editor, se constata que el contenido de sus textos no corresponde en nada al anuncio hecho por Catherine Meyer. Freud no es allí tratado de mistificador o de plagiario y el psicoanálisis no es allí asimilado a una disciplina criminal como es el caso de una decena de otros artículos o entrevistas.

Así, los articulos de Joëlle Proust (sobre las relaciones del psicoanálisis y las neurociencias), de Patrick Mahony (sobre las relaciones de Freud con su hija Anna) y de Philippe Pignarre (sobre los antidepresivos) – y cuyo contenido ya era conocido antes de la presente obra – apenas participan de una tal denuncia de las pretendidas mentiras de Freud.

Dicho de otra manera, incluso cuando estos autores han dado su acuerdo para figurar en este libro negro, nada permite decir que el contenido de sus artículos sea la expresión de la voluntad destructiva afirmada por la editora y por sus tres colaboradores.

Agreguemos que si se puede hablar de crímenes cometidos en nombre del comunismo o de crímenes perpetrados por el colonialismo, o aún de complots orquestados por servicios secretos, es difícil imputar al psicoanálisis en tanto tal y a sus representantes un genocidio, masacres, crímenes o complots. O entonces hay que probarlo.

En cambio, si hubo abusos cometidos en nombre de esta disciplina –y se sabe que existen- entonces las víctimas tienen el deber de llevar su denuncia contra sus abusadores frente a la justicia. Pues en un Estado de derecho, no se puede procesar a una disciplina o a sus representantes a título colectivo, salvo que se abra una caza de brujas. No se puede más que presentar una denuncia contra personas.


3 - Difamaciones

En un artículo titulado « Freud era un mentiroso », se encuentra la siguiente frase bajo la pluma de Frank Cioffi: “La verdad es que el movimiento psicoanalítico en su conjunto es uno de los movimientos intelectuales más corrompidos de la historia. Está corrompido por consideraciones políticas, por opiniones indefendibles que continúan siendo repetidas únicamente a causa de relaciones personales y de consideraciones de carrera.”

Semejante afirmación es difamatoria. Ciertamente, no apunta a una asociación psicoanalítica en tanto tal sino al conjunto del movimiento psicoanalítico, todas las tendencias confundidas, es decir, todas las asociaciones que se proclaman históricamente del psicoanálisis y de su movimiento. En consecuencia, todas las asociaciones mundiales o locales que se proclamen psicoanalíticas, de Freud o de su herencia – freudianos, annafreudianos, kleinianos, lacanianos o Ego Psychology – tendrían el derecho de agruparse, o de actuar en carácter individual para presentar una denuncia contra la citada afirmación. Esto apunta no sólo a los miembros de las asociaciones que componen el movimiento (la carrera y las relaciones personales) sino también las asociaciones mismas y la disciplina de la cual se proclaman.

Numerosos pasajes de este libro son igualmente difamatorios y podrían ser objeto de un peritaje por abogados. Sería preferible sin dudas reír, tan enorme es la broma. Pero en nuestros días, cuanto más ancha es la cuerda más fuerte es la creencia. No olvidemos el impacto que pueden tener en la opinión pública los libros que denuncian pretendidas conspiraciones.

4- Las Arènes

Editorial especializada en la denuncia de los dossiers negros de todo. Entre las publicaciones se encuentra especialmente:

Noir Chirac (Chirac Negro: violenta acusación contra el Presidente de la República acusado de haber construido por carrierismo [carriérisme] una República oculta y de haber cubierto las bajas maniobras de Jefes de Estado africanos para preservar los secretos de Estado de Francia).

Noir procès (Proceso Negro: requisitoria idéntica orquestada por Jacques Vergès en la cual tres jefes de Estado africanos se compadecen, "al peligro de su vida", de las conspiraciones de "Françafrique", es decir, de la política de Jacques Chirac).

Négrophobie (Negrofobia : misma temática).

Otros temas conspiracionistas son abordados: lo inconfesable, los asuntos atómicos, etc.

5 - Comentario

No formo parte de ninguna asociación psicoanalítica y no tengo la intención de mezclarme en el manejo de sus asuntos. Pero deploro que desde hace tantos años los psicoanalistas se hayan retirado de la vida pública y de todo compromiso político. Alegan de buen grado para explicar esta retirada el hecho de que se concentran en su trabajo clínico, doloroso y difícil. Esta actitud es respetable y comprensible. Prueba en cualquier caso que la gran mayoría de los psicoanalistas son excelentes clínicos, y especialmente, los más anónimos que jamás hablan de ellos en los medios de comunicación.

Pero esta actitud de retirada ha culminado por ser nefasta. Pues rechazando comprometerse en las cuestiones de la sociedad, y dejando el lugar a aquellos que deshonran la disciplina mediante diagnósticos fulminantes o proposiciones ridículas sobre las transformaciones de la familia, las costumbres y las nuevas prácticas sexuales, no han contribuido a la crítica necesaria de su propia doctrina, prefiriendo pelearse sobre la escena pública en querellas interminables. Después de haber, al menos en Francia, despreciado a los psicoterapeutas relacionales, resultantes por otra parte de sus divanes, helos de aquí en adelante enfrentados ellos mismos a lo que habían creído poder evitar.

Deseo que la nueva generación psicoanalítica no se equivoque sobre la significación de este Libro negro que correrá la misma suerte que todos los brûlots de este género, del mismo carácter que lasImposturas intelectuales de Sokal y Bricmont o que La espantosaimpostura de Thierry Meyssan. Pero como quiera que sea, y teniendo en cuenta el impacto que tendrá sobre la opinión pública, y en particular sobre los pacientes en souffrance (sufrientes/a la espera), perjudicará al conjunto de la comunidad psicoanalítica, si ella persevera en desconocer las querellas historiográficas y los debates de sociedad que se han desarrollado, en el mundo entero, desde hace veinte años y que, por otra parte, no tocan solamente a su disciplina.

En efecto, la ideología de la revisión sistemática es uno de los elementos principales de esta pulsión (impulso) evaluadora generalizada que ha invadido las sociedades liberales y que reduce al hombre a una cosa y al sujeto a una mercancía, pretendiendo obedecer a los principios de un nuevo humanismo científico.

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Material no obligatorio

viernes, 23 de octubre de 2009

Marcel Duchamp y el dadaismo





"Ordnung ist heutzutage meistens dort,
wo nichts ist.
Es ist eine Mangelerscheinung"
[En la actualidad hay sobre todo orden, donde no hay nada.
Es un fenómeno ausente.]
BRECHT
*
La ciencia es una empresa esencialmente anarquista;
el anarquismo teórico es más humanista y más adecuado
para estimular el progreso que
sus alternativas basadas en la ley y en el orden.


Para los alumnos que solicitaron màs informacion sobre el dadaismo, tenemos muchìsimo material para quien lo solicite, Adriana Paloma

martes, 20 de octubre de 2009

Sobre Adorno, Theodor Wiesengrund (1903-1969). Entrada del diccionario Herder de Filosofía.

Filósofo alemán postmarxista, sociólogo, crítico literario y musicólogo y hasta compositor, uno de los principales representantes, junto con Horkheimer y Marcuse, de la primera generación de la Escuela de Francfort, o de la teoría crítica. Estudió en la universidad de Francfort y, de 1928 a 1938, se asoció al “Institut für Sozialforschung”, del que fue siempre uno de sus miembros más activos, si no el que más. En 1934, huyendo del nazismo, marcha a Oxford y, cuatro años más tarde, a los EE.UU. Tras unas primeras obras de sociología de la música, en las que analiza las contradicciones de la sociedad en cuanto se reflejan ya en el mismo fenómeno musical (aduce la música de Schönberg, vecino suyo en Los Ángeles, como ejemplo de independencia del influjo social y de la industria cultural, que tiende a «cohesionar» a la gente con el sistema vigente), instalado ya en América, publica Fragmentos filosóficos (1944), reeditados como Dialéctica de la Ilustración (1947) y Minima Moralia (1951), obra hecha de aforismos, para oponerse al espíritu de sistema de Hegel, y toma parte en investigaciones empíricas hechas sobre la personalidad autoritaria (1950). En 1953, regresa a Francfort y al año siguiente se hace cargo de la dirección del Instituto de Investigaciones Sociales, que de nuevo se ha instalado en Alemania. En esta época toma parte en la segunda fase del debate sobre la lógica de las ciencia sociales, o sobre el método de las ciencias sociales, genéricamente denominado Methodenstreit y publica Dialéctica negativa (1966). Muere en Suiza sin terminar la que pudiera haber sido su mejor obra, Teoría estética (1970). En sus obras se muestra crítico respecto de la dialéctica de Hegel, del marxismo y de las filosofías -que denomina ontológicas- de Husserl y Heidegger.

La primera de sus obras importantes, la mencionada Dialéctica de la Ilustración, escrita en colaboración con Horkheimer, durante la guerra, es una crítica a la razón instrumental, concepto fundamental de este último autor, o, lo que es lo mismo, una crítica, fundada en una interpretación pesimista de la Ilustración, a la civilización técnica y a la cultura del sistema capitalista (que llama “industria cultural”), o de la sociedad de mercado, que no persigue otro fin que el progreso técnico. La actual civilización técnica, surgida del espíritu de la Ilustración y de su concepto de razón, no representa más que un dominio racional sobre la naturaleza, que implica paralelamente un dominio (irracional) sobre el hombre; los diversos fenómenos de barbarie moderna (fascismo y nazismo) no serían sino muestras, y la vez las peores manifestaciones, de esta actitud autoritaria de dominio.

En Dialéctica negativa intenta mostrar el camino de una reforma de la razón, con el fin de liberarla de ese lastre del dominio autoritario sobre las cosas y los hombres, que arrastra desde que es razón ilustrada. Opone a la filosofía dialéctica inspirada en Hegel -y, por tanto, al marxismo-, que reduce a identidad o a sistema de las cosas a través del pensamiento, superando sus contradicciones (y al mismo positivismo lógico, que cree adueñarse de la naturaleza mediante las teorías científicas), el método dialéctico de la “no identidad”, de respetar la negación, las contradicciones, lo diferente, lo disonante, lo que llama también inexpresable: el respeto del objeto, en fin, y el rechazo del pensamiento sistemático. La razón sólo deja de ser dominadora si acepta la dualidad de sujeto y objeto, interrogando e interrogándose siempre el sujeto ante el objeto, sin saber siquiera si puede llegar a comprenderlo.

Este aspecto de admisión de lo irracional (dice que lo irracional es justamente pensar según las categorías tradicionales que suponen una reafirmación de las estructuras sociales injustas e irracionales de la sociedad) le lleva a valorar el arte, sobre todo el vanguardista, ya de por sí problemático -la música “atonal” de Schönberg, por ejemplo-, porque supone una independencia total respecto de lo que representa la razón instrumental. En el arte ve un reflejo del mundo real.

Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.

Gentileza: http://www.nietzscheana.com

Para los muchos alumnos que pidieron màs informaciòn sobre Adorno


CRONOLOGÍA

1903

Nace en Frankfurt de Main, Theodor Wiesenground Adorno, hijo de un acaudalado comerciante judío y de una cantante de origen corso.

1922-23

Adorno, que cursa estudios de filosofía en la universidad de Frankfurt conoce a Max Horkheimer y, poco tiempo después a Walter Benjamin.

1924

Traba amistad con el músico Alban Berg. Concluye su tesis doctoral sobre la fenomenología de Husserl.

1925

Se traslada a Viena. Estudia composición musical con Alban Berg, quien lo introduce en el círculo de Arnold Shömberg, y de Karl Kraus.

1928

Regresa a Frankfurt. Dirige la revista vanguardista Anbruch. Mantiene contactos con Max Horkheimer, Leo Lowenthal, Friedrich Pollock y otros miembros del Instituto para la investigación social (Institut für Sozialforschung), que fundado en 1923, se convertirá en el marco institucional de la Escuela de Frankfurt.

1931

Colabora con diversos escritos de sociología de la música y filosofía en la Revista de Investigación Social (Zeitschrift für Sozialforschung), órgano de la Escuela de Frankfurt, que desde hace un año está dirigida por Horkheimer.

1933

Se publica su trabajo sobre Kierkegaard -que pasa bastante inadvertido- en el momento en que se produce el triunfo y el ascenso de los nazis al poder.

1934

Abandona Alemania. Fija su residencia en Oxford, donde da clases en el Merton College.

1936

Consigue que Benjamin colabore desde Paris en las tareas del Instituto.

1938

Se traslada a USA. Es nombrado director de los servicios de investigación radiofónica de la Universidad de Princeton. Publica en la ZeitschriftSobre el carácter fetichista de la música y la regresión del oír”.

1941

Se traslada a Los Ángeles junto con Horkheimer.

1943

Amistad con Thomas Mann, a quien asesora en calidad de musicólogo, en la novela Doktor Faustus.

1944

Cambia su nombre, eliminando su apellido judío Wiesengrund. Para Adorno se trata de combatir la actitud de “chivo expiatorio” de los judíos, que revelaría un deseo inconsciente de ser perseguido.

1946

Publica un importante artículo en el que critica el neofreudismo de autores como Erich Fromm y Karen Horney: “Ciencia social y tendencias sociológicas en el psicoanálisis”.

1947

Fruto de varios años de colaboración entre Adorno y Horkheimer aparece en Ámsterdam la Dialéctica de la Ilustración

1949

Regresa a Alemania junto con Horkheimer.

1950

Aparece en Nueva York La personalidad autoritaria, obra colectiva. Ocupa una cátedra de filosofía y sociología en la Universidad de Frankfurt.

1951

Publica Minima moralia, conjunto de “reflexiones de una vida dañada”

1955

Publica Prismas. La crítica de la cultura y la sociedad. Pasa a ser junto a Horkheimer, codirector del Instituto para la Investigación Social.

1963

Concluye las Notas de literatura (tres volúmenes) y publica Tres estudios sobre Hegel. Se hace cargo de la dirección del Instituto.

1966

Aparece Dialéctica Negativa

1969

Muere en Brig, Valais, Suiza. Al año siguiente se publica su Teoría estética.

Sobre Max Horkheimer

Entrada del diccionario de Filosofía Herder.

Filósofo alemán, nacido en Stuttgart, de familia judía de clase alta. Estudió en Munich, Friburgo y Francfort, y fue discípulo del neokantiano Hans Cornelius, quien le influyó profundamente; en sus teorías hay también influencias de Kant, Schopenhauer, Dielthey, Nietzsche y Freud, por quienes se interesó antes de hacerlo por Hegel y Marx. Entre 1930 y 1958 fue director del Instituto para la Investigación Social (“Institut für Sozialforschung”), que durante unos años fue centro de la filosofía social en Alemania, y uno de los iniciadores de la escuela de Francfort.

Al subir Hitler al poder, abandona Alemania y en 1934 marcha a EE.UU. En Nueva York refunda el Instituto para la Investigación Social en el exilio, y colaboran con él, entre otros, Herbert Marcuse y Th. W. Adorno. Los ensayos que publica en la primera mitad de los años treinta, para la revista de carácter interdisciplinar del Instituto, la “Zeitschrift für Sozialforschung” [Revista de investigación social], constituyen el núcleo de lo que se llamará “teoría crítica”, que, junto con la Dialéctica de la Ilustración (escrita en colaboración con Th. W. Adorno) y las aportaciones psicoanalíticas de H. Marcuse, representan la doctrina fundamental de la escuela de Francfort.

La “teoría crítica”, a diferencia de su opuesto, la filosofía y la teoría tradicionales, que pretenden la legitimación de la ideología dominante, representa una crítica a todas las diversas formas de dominio sobre el hombre y de irracionalidad, propias de la sociedad burguesa, con el objetivo de desvelar las auténticas necesidades del hombre y tomar conciencia de las estructuras sociales que las reprimen. La irracionalidad se ha vuelto un rasgo tan característico de la sociedad como lo es su racionalidad y la historia de ésta muestra el carácter instrumental de la razón. Surge la racionalidad moderna con la constitución, tras el Renacimiento, de los estados modernos, y su historia es la misma que la del individuo: la de una integración, frustrada, de la libertad individual con las necesidades de la sociedad. Con la aparición del capitalismo, la sociedad se vuelve mercado, cuyo principal valor es el de cambio; todo se convierte en un medio -racionalidad y razón incluidas- y lo que ha de ser un medio, el dinero, es el fin. La sociedad de mercado es sólo una apariencia de liberación económica; en realidad se sacrifica al individuo y sus necesidades a las necesidades del mercado. El germen de irracionalidad constante en la sociedad se manifiesta aparentemente en los movimientos totalitarios y fascistas: son el ejemplo claro del dominio sobre el hombre y del sometimiento de éste a los valores del grupo. La vida social es una historia inacabable de una integración imposible de la subjetividad y la universalidad, tal como reflexiona la filosofía de Hegel y de Marx, que no se ha dado en la historia ni es previsible que pueda darse en la historia inmediata: fracaso del socialismo, burocratización creciente del individuo. No hay que hacerse ilusión alguna para esta historia y esta sociedad. Sólo queda defenderse contra todo tipo de instrumentalización. Tras la Segunda Guerra Mundial, y su vuelta a Alemania, y críticamente desencantado de las repuestas hegelianas y marxistas a la historia, procura salvar su pesimismo dirigiendo la mirada hacia la filosofía kantiana. La sociedad racional del futuro es sólo posible a modo de postulado de la razón práctica, como un imperativo moral. Pero no hay sujeto histórico ninguno de este imperativo ni hay garantía histórica alguna a priori de su posible puesta en práctica; hay sólo el individuo que busca liberarse de toda instrumentalización y que, incluso, ha de procurar no desaparecer como sujeto.

Diccionario de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A., Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.

Gentileza: http://www.nietzscheana.com

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Max Horkheimer

CRONOLOGÍA

1895

14 de febrero nace en Stuttgart en una acaudalada familia de industriales judío-alemanes.

1922

Conoce a T. W. Adorno (ambos estudian filosofía con H. Cornelius). Se doctora por la Universidad de Frankfurt con una tesis sobre Kant.

1923

Forma parte del Instituto de investigación social (Institut für Sozialforschung), que se funda en este año gracias a la ayuda económica de Herman Weil, acaudalado judío-alemán)

1928

Se psicoanaliza con uno de los discípulos alemanes de Freud, K. Launder.

1930

Publica Los comienzos de la filosofía burguesa de la historia (Die Anfänge der bürgerlichen Geschichtsphilosophie), gracias a este trabajo accede a la cátedra de Filosofía Social de Frankfurt.

1931

Es designado director del Instituto de Investigación Social.

1932

Dirige la Zeitschrift für Sozialforschung, la revista del instituto donde publicarán entre otros: Adorno, Benjamin, Marcuse y Fromm.

1933

Horkheimer se exilia en Ginebra y luego en Paris. Los nazis clausuran el Instituto.

1941

En compañía de Adorno, se instala en California. Ambos se relacionan allí con el círculo de emigrados alemanes, entre los que se cuenta Thomas Mann.

1947

En Ámsterdam aparece la Dialéctica del Iluminismo. También de este año es El eclipse de la razón (Eclipse of Reason), que se edita en New York.

1948

Regresa a Alemania.

1949

Es nombrado catedrático de sociología y filosofía en la Universidad de Frankfurt.

1950

El Instituto se reinstala en Frankfurt.

1951

Es designado rector de la Universidad Goethe de Frankfurt.

1953

La ciudad de Frankfurt le concede el Premio Goethe.

1960

Abandona la dirección del Instituto a favor de Adorno. Fija su residencia en Suiza.

1967

Crítica de la razón instrumental (Zur Kritil der instrumentellen Vernuft)

1968

Aparece una recopilación de dos volúmenes de escritos del periodo de entreguerras con el título de Teoría crítica(Kritische Theorie).

1973

7 de julio: muere en Nuremberg.