La teoría de la evolución tenía un fin filosófico, según este investigador francés
Susana Morales, - Madrid - 20/08/1982
Profesor de Historia de las ciencias y Epistemología en
Pregunta. ¿Cuál ha sido la verdadera trascendencia de la obra de Darwin?
Respuesta. Pienso que hay que diferenciar, en primer lugar, el sujeto que padeció las consecuencias del fenómeno darwinista, porque bien podríamos referirnos a la ciencia en sentido puro, a la sociedad de su época, a la ciencia en aquel momento o a la sociedad y la ciencia actuales; en realidad, sujetos todos ellos interdependientes y prácticamente inseparables. Pero, para empezar por algún lado, hablaré de algo muy interesante y poco conocido. Normalmente, se piensa en Darwin como un científico que ha trabajado en pro de la ciencia, ha observado una serie de hechos y. ha creado nuevas teorías. Sin embargo, sus proyectos fueron siempre más filosóficos que científicos. Así, aprovechó tanto sus investigaciones y deducciones acerca del origen de las especies vivas, como ideas anteriores (las teorías evolucionistas ya habían aparecido con anterioridad a él, por ejemplo, con Lamarque, Chamlest o su propio abuelo), para tirar uno de los puntales de la religión, la interpretación directa de
R. El verdadero creador del eugenismo, esa utopía totalitarista que postula que los científicos deben decidir los individuos, válidos para vivir, en función de una selección de caracteres, fue precisamente un primo de Darwin, Francis Galton. Este personaje pensaba que había una serie de conductas que podían ser de tipo hereditario (el título de una de sus obras -El genio hereditario- ya es bastante significativo). Y esta opinión también era compartida por su primo, tal como se sugiere en La descendencia del hombre. Así, la aversión que ambos demostraban por el clero se basaba, entre otras cosas, en que este grupo no contribuía en absoluto a la reproducciòn de las clases de elite dentro de la sociedad; medida necesaria, según ellos, para evitar que los pobres se multiplicasen de forma mucho más rápida que los ricos. Darwin ya decía que, por medio de los hospitales, lo que se hace es permitir que la gente más débil sobreviva y, además, que las mujeres son inferiores, menos valientes, menos inventivas y menos inteligentes que los hombres. Así, pues, la tradición da:rwinista no es sólo racista y eugénistica, sino también antifeminista. Indudablemente, en este sentido, pienso que hace falta una buena dosis de Materialismo o, al menos, una ausencia de moral cristiana, para tener este tipo de ideas... Aunque, ante el caso del éxito actual de un premio Nobel de Medicina, ya no sé si el bicho raro son los demás o uno mismo. No, en realidad esto no es así, porque yo esto y en contra de la biotecnocracia, de un Gobierno en el cual sean los científicos, fundamentalmente darwinistas, especialistas en genética y en evolución, lo que nos digan si podemos y cómo tenemos que vivir. Los hombres somos, sin duda, unos animales muy particulares. A lo mejor ser humano es ser capaz de elegir algo, y esto, para mí, sobrepasa a la genética. Lo que postula el citado Nobel, el australiano Mac Farlane Bumet, es una aplicación de la teoría de Darwin a la sociedad (por eso su doctrina se llama darwinismo social). Dicha selección se llevaría a cabo en términos inauditos, como mediante la determinación en el hombre de unos coeficientes, intelectual, ético y de dominación. Todo ello supervisado por una especie de policía científica y destinada a la creación de dos especies: la de los superhombres, de acuerdo con la idea de Nietzsche, y la del hombre vulgar. Está claro que Darwin fue uno de los que pusieron la primera semilla.
P. Ha hablado antes del origen del hombre, ¿se encontrará alguna vez el eslabón perdido entre el mono y el ser humano?
R. El paso del mono al hombre es un punto delicado, pues actualmente es muy difícil elaborar un árbol genealógico que explique la procedencia del homo sapiens. No obstante se ha hecho todo un mito del eslabón perdido. El problema no es encontrarlo, pues es muy posible que no exista puntualmente, sino comprender, al mismo tiempo, la evolución física y cultural de nuestros antepasados. Pudiera ser que el hombre no venga únicamente definido por el tamaño de su cerebro, sino más bien por el lazo que hace de él, por la creación de una cultura, de una serie de instituciones. La respuesta está en llegar a conocer cómo se articula la historia biológica con la cultural.
Aclaraciòn material no obligatorio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario